REJAS IMPIDEN LABOR DE BOMBEROS EN INCENDIO Y NIÑO MUERE ASFIXIADO

Trampa mortal en chorrillos. Hombres de rojo acudieron a tiempo al siniestro, pero se encontraron con este obstáculo de metal. Según Aspec, en Lima hay 1.147 rejas que no están autorizadas. Expertos dicen que cifra se ha duplicado en los últimos años.

Un condominio "blindado", con tantas protecciones, puede resultar una trampa mortal, tal como sucedió la madrugada de ayer, en Chorrillos. En un sector de este distrito, un niño de 7 años falleció asfixiado por el humo tóxico, mientras que su desesperada madre quedó al borde de la muerte al intentar rescatarlo de un voraz incendio que destruyó su vivienda.

Según bomberos, no es la primera vez que una persona pierde la vida en este tipo de siniestros, debido al bloqueo de los accesos –al inmueble siniestrado– que provocan estas estructuras de metal. “Ante tanta inseguridad ciudadana son armas de doble filo”, afirma Humberto Torres, teniente brigadier del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú.

"La gente trata de asegurar un bien, pero desgraciadamente descuidan su seguridad –expresó– ya nos ha tocado casos donde la gente muere porque no puede salir de incendios”, explica.

En efecto, si esta situación  se hubiera corregido a tiempo la muerte del pequeño Fabrizio Estafano G.A., se habría evitado. El pequeño había pasado la tarde del último martes –día de su cumpleaños número 7– en una piscina de su barrio, en La Campiña, Chorrillos.

Al atardecer, se dirigió a su casa en el condominio Los Jardines, ubicado en la calle Teniente Carlos Jiménez Chávez 428, donde se encontraba su mamá, Lorena Araujo Guzmán de Guardia (52), su abuela y su hermano mayor.

UNA NOCHE TRÁGICA

Por la noche, luego de la cena, se fueron a acostar. Sin embargo, a la 1:30 a.m. del miércoles se desató la tragedia. Su vivienda empezó a arder, aparentemente por un cortocircuito. Las  lenguas de fuego alcanzaron rápidamente el segundo y tercer piso del inmueble.

Los vecinos trataron de rescatarlos pero solo lograron salir por la azotea dos personas: el drama vino después.

La primera unidad de bomberos llegó al lugar entre siete y diez minutos después de ocurrido el incendio. Sin embargo, tuvo problemas para ingresar al condominio, a causa de lo estrecho del pasaje que, para colmo, estaba enrejado.

Después de 25 minutos recién abrieron la reja, pero la motobomba no pudo avanzar por lo angosto de la calle, la instalación de postes y por los vehículos estacionados en la vía pública.

Fabrizio murió asfixiado cuando intentada subir a la azotea de su casa. Su mamá fue hallada con quemaduras y problemas respiratorios.  Su estado es grave, dijeron los médicos del hospital María Auxiliadora.

 

CIFRAS SE DUPLICAN

De acuerdo con un estudio realizado hace tres años por la Asociación Peruana de Consumidores y Usuarios (Aspec), en Lima Metropolitana existían un total de 1,263 rejas instaladas, en igual número de calles limeñas. De esta cifra, 1,147 no contaban con ningún permiso municipal. No obstante, las cosas se agravan: “Actualmente esos números se han duplicado en la ciudad y es alarmante”, asevera, por su parte,  Julio César Castiglioni, experto en temas municipales.

Según él, la colocación de enrejados está regulada por el municipio de Lima. "El problema es que muchos vecinos las colocan sin tener la autorización correspondiente y no cumplen con los requisitos solicitados".

NO CUMPLEN REQUISITOS

Para que una reja pueda colocarse, los municipios exigen que primero se conforme una junta vecinal y luego que el 80% de residentes con autos la apruebe. A eso suma una inspección de Defensa Civil y la presencia de un vigilante, entre otros requisitos. “Las rejas que cubren casi todos los distritos de Lima no solo están en calles, sino también en pasajes y eso dificulta el libre tránsito y pone en riesgo la vida de las personas”,  dice Crisólogo Cáceres, de Aspec.

El coronel (r) Jorge Mejía Asanza sostiene que en los últimos meses los herreros son muy solicitados ante los hechos de inseguridad, ya que las familias se ven obligadas a proteger los accesos de sus casas con estructuras de metal.

La República – 20 de febrero de 2014