REVOCATORIA
Julio César Castiglioni “Hay que
modificar la Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadanos, donde
se diferencien los fundamentos con los pedidos de vacancia”
Los ciudadanos, mediante la
revocatoria, son los que eligen a sus gobernantes (en los tres niveles) y son
ellos mismos los que dan por terminado el mandato que les han conferido. Ese es
el principio elemental de la democracia. Los partidos políticos solo son las
organizaciones a través de las cuales los ciudadanos pueden acceder al poder.
El partido no elige ni revoca.
La revocatoria o remoción de
autoridades es un derecho fundamental de la persona humana, contenido en el
artículo 1° inciso 17 de la Constitución. Por tanto, nadie puede atribuirse
facultad alguna para operarse, criticar o invalidar el ejercicio libérrimo de
este derecho.
Las autoridades elegidas contraen con
sus electores (no con los partidos políticos) la obligación de cumplir el
programa de gobierno que presentaron durante la campaña y, en tal sentido, reciben
el mandato del elector. El incumplimiento del programa equivale al
quebrantamiento del mandato, circunstancia que origina que su elección pueda
ser revocada. Este es un mecanismo de participación ciudadana consagrado
también en el Artículo 31° de la Carta Magna.
A raíz de la revocatoria a la que será
sometida la Alcaldesa Susana Villarán, varios políticos se han pronunciado al
respecto con total desconocimiento de estos elementales conceptos de ciencia
política. El ex presidente Toledo, el líder de Somos Perú Fernando Andrade y la
lideresa del PPC, por citar algunos, han manifestado que sus respectivos
partidos se opondrán a la revocatoria. ¿Quién les ha dicho que los partidos
están por encima de la voluntad popular? ¿Quiénes son ellos para oponerse al
ejercicio de un derecho fundamental consagrado en la Constitución?
Y por último, ¿de qué partidos
políticos hablan?, si solo son las caras visibles de una cúpula electorera, de
existencia fantasmal cuando no hay elecciones ¿han consultado con sus bases
para emitir tan ligeras opiniones?
Acostumbrados a prometer lo que no van
a cumplir, con tal de ganar las elecciones, están tratando inútilmente de
enervar el derecho del pueblo de remover a las autoridades que eligió.
¿Acaso las encuestas no son claras? El
70% de la población desaprueba la gestión de la alcaldesa. Y nadie tiene el más
mínimo derecho de criticar ni oponerse a sus razones.
Quienes están a favor o en contra de
la remoción de esta autoridad, emitirán su voto libremente de la misma forma como
la eligieron. Así funciona la democracia.
Cientos (o tal vez miles) de alcaldes
de todo el país han sido sometidos a procesos de revocatoria sin que en sus
jurisdicciones se hay producido una catástrofe. ¿Por qué en Lima tendría que
ser diferente? Pareciera que el verdadero temor de los políticos tradicionales,
es que la probabilidad de mentir durante la campaña, tenga menos posibilidades
de quedar impune.
Para tratar este tema que tiene que
ver con el derecho que tienen los ciudadanos a participar en los asuntos
públicos, derecho que ha sido satanizado irreflexivamente por algunos políticos
poco enterados, hemos promovido una Mesa Redonda, con investigadores serios que
nos darán su opinión al respecto.
La
revocatoria del mandato es un derecho fundamental contenido en al Constitución,
cuyo ejercicio libérrimo le corresponde a todos los ciudadanos del país, sin
más limitaciones que las que señala la ley. El pueblo elige. El pueblo revoca,
por razones a las que no tiene por qué dar explicaciones, así como tampoco las
da cuando elige. ¿Por qué la revocatoria de Susana Villarán ha despertado tanta
oposición de los “políticos tradicionales”?
No sabría decirle, he revisado el
Diario de Debates del Congreso Constituyente de 1993 y había 2 posiciones, la
primera que no se incorpore los medios de control y participación ciudadano
porque ya tenemos la democracia representativa y la segunda que se incorpore la
democracia participativa. Al final se impuso el criterio mayoritario de
incorporar la revocatoria o el referéndum revocatorio en el texto fundamental y
posteriormente en la Ley 26300.
Los
partidos políticos (casi inexistentes en el país) son el “mal necesario”. Son
los vehículos a través de los cuales los ciudadanos pueden acceder al poder,
como dice Duverger. Ellos no eligen. Ellos no revocan. ¿Por qué cree usted que
nombre de ellos se han pronunciado algunos líderes a favor o en contra? ¿Por
qué más bien no justifican su presencia asumiendo su papel de intermediarios
entre el ciudadano y el Estado, como establece la estasiología?
Lo que hace falta en el país es una
Ley de Partidos Políticos con verdadera participación democrática, donde: los
vasos comunicantes de un militante-un voto, la meritocracia y el derecho de
elegir y ser elegidos tenga un soporte real en las estructuras partidarias,
pero al mismo tiempo que la legislación rectora de los partidos sea más
exigente en cuanto a locales partidarios adherentes, financiamiento, democracia
interna; si algo le hace daño a nuestra democracia es la existencia de mil
partidos que más responden a un criterio personal que a una verdadera
participación en la vida democrática del país.
Es
casi un deporte en el país, que los candidatos ofrezcan de todo durante la campaña
para incumplir luego esas promesas contenidas en sus Programas de Gobierno. Y
nos hemos acostumbrado a que no pase nada. ¿No sería la revocatoria un
mecanismo que debiéramos alentar para que los políticos actúen
responsablemente?
Lo que hay que modificar es la Ley N°
2630 (Ley de los Derechos de Participación y Control ciudadano), donde se
diferencien los fundamentos con los pedidos de vacancia que tienen otro
tratamiento y los ilícitos penales que también tienen otro tratamiento. La Ley
es mala, confunde en la misma dirección los 3 conceptos.
Decía
McKeon que “el poder solo es legítimo cuando procede del pueblo y se basa en su
consentimiento”; legitimación que tiene por características, ser permanente.
Una de las formas como el pueblo expresa esa legitimación son las encuestas.
Según ellas, una autoridad deslegitima, ¿no debe ser sometida a revocatoria?
No creo que las encuestas sean un
elemento determinante para establecer la legitimidad de un gobernante. El
gobernante es legítimo cuando proviene de elecciones limpias y transparentes
sin que medie el fraude, la popularidad es distinta a la legitimidad.
Finalmente,
¿Por qué “Lima se detendría” como dice la alcaldesa Susana Villarán, y no se
detuvieron los cientos de ciudades fuera de la capital en las que sus alcaldes
fueron revocados? ¿O es que los mecanismos democráticos de participación,
consagrados en la Constitución, hacen daño en algunas ciudades y no en otras?
¿El ejercicio soberano de un derecho fundamental, tiene relación con la cantidad
de habitantes de una ciudad?
No es un error, puede haber una
inercia administrativa, máximo en un plazo de un mes, pero de ahí la ciudad
sigue su rumbo tan igual como ha pasado en todos los lugares que se ha llevado
a cabo la revocatoria.
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