GHILARDI RECURRE A ARTIMAÑAS EN UN INTENTO FINAL POR SALVAR SU CARGO.
HUARAZ Con el número de
inasistencias injustificadas que tenía acumuladas, Freddy Ghilardi estaba legal
y automáticamente en la calle, pero primero
había que votar su vacancia.
No solo había faltado a
cuatro sesiones ordinarias (las del 3 de abril, el 14 de mayo, el 4 de
setiembre y el 2 de octubre), sino a cuatro extraordinarias efectuadas el 24 de
abril y el 28 de agosto.
Antes de la crucial votación
fueron leídos tres oficios que Ghilardi presentó en la víspera para defenderse de
la acusación.
Ghilardi amenazó con
enjuiciar al presidente encargado y a los consejeros presentes si es que no
anulaban las actas aprobadas la semana pasada, las mismas que comprobaban que
nunca justificó sus inasistencias.
También enumeró una serie de
delitos penales en los que incurrirían los consejeros, si es que la solicitud
de vacancia se ponía al voto.
En el lujar, pues, cundía la
impaciencia y el nerviosismo. Había 18 consejeros presentes, diez de la
oposición y ocho apristas. Para aprobar la vacancia se necesita 15 votos, como
establece la ley. Hasta ese momento solo se sabía que once (entre ellos un
aprista) habían asegurado su voto, pero era un misterio la decisión de los
siete restantes.
Entonces el consejero
Américo Torres dijo que si Ghilardi no había enviado a nadie para que lo
defendiera, ese era su problema, pero él y un grupo de consejeros habían
invitado al abogado Julio César Castiglioni a fin de que ilustrara a los
presentes del porqué procedía el pedido de vacancia que ellos solicitaban.
El alegato de Castiglioni
fue fundamental. El abogado explicó con claridad y documentadamente las seis
inasistencias injustificadas de Ghilardi. Mostró toda la documentación y
recordó las artimañas ilícitas (entre ellas, la sustracción de las cintas de
video y audio que demostraban las faltas de Ghilardi) a las que había recurrido
el presidente regional para salvar su cargo.
Concluyó su alegato con unas palabras llenas de
emoción que probablemente terminaron por convencer a algunos consejeros que
estaban indecisos o temían represalias.
“Quien actúa con convicción,
quien actúa con transparencia, quien dice la verdad, no tiene miedo a nadie ni
a las amenazas”, dijo el abogado.
La votación estaban por
iniciarse, pero la consejera Mery Cano presentó una moción para que los votos
fueran nominadas; es decir, cada consejero debía pararse y anunciar su voto.
El pedido fue aprobado. Como
ya se dijo, se necesitaban 15 votos para la vacancia.
EL COMERCIO, SÁBADO 22 DE
NOVIEMBRE DE 2003.
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